jueves, 31 de enero de 2013

Los Cuatro Monos

Los profesores de comercio Gary Hamel y C. K. Prahalad han escrito sobre un experimento llevado a cabo con un grupo de monos. Es una historia real de fracaso.
Cuatro monos fueron puestos en un cuarto que tenía un gran palo en el centro. Suspendido de lo más alto del palo había un racimo de bananas.
Hambriento, uno de los monos empezó a subir por el palo para conseguir algo para comer, pero cuando estaba por alcanzar las bananas, se le lanzó un chorro de agua fría. Chillando, se bajó del palo y renunció a su intento de conseguir comida.
Los demás monos hicieron esfuerzos similares y cada uno fue bañado con agua fría. Después de varios intentos, finalmente se dieron por vencidos.
4monosEntonces los investigadores sacaron del cuarto a uno de los monos y lo reemplazaron por otro. En el momento en que el recién llegado empezó a subir por el palo, los otros tres lo agarraron y lo bajaron.
Después de haber intentado subir por el palo varias veces y de ser bajado por los otros, él finalmente se dio por vencido y no volvió a intentar subir al palo otra vez.
Los investigadores reemplazaron a los tres monos originales, uno por uno, y cada vez ponían un mono nuevo, el que sería bajado del palo por los otros antes que pudiera llegar a las bananas.
Llegó el momento en que el cuarto estaba lleno de monos que nunca habían recibido una ducha de agua fría. Ninguno trató de subir por el palo, pero ninguno sabía por qué.
Desdichadamente, la gente que acostumbra fracasar es muy parecida a estos monos. Cometen el mismo error una vez tras otra, aunque nunca están seguros por qué. Y como resultado, nunca logran salir de lo que yo llamo la supercarretera del fracaso.
El viejo dicho tiene razón: Si usted siempre hace lo que siempre ha hecho, siempre va a obtener lo que siempre ha obtenido.
NO DEJE QUE EL FRACASO HAGA UN MONO DE USTED

Articulo extraido de la siguiente página web: http://www.renuevodeplenitud.com/reflexiones-los-cuatro-monos.html 

TEST SINDROME DE WENDY




El día de ayer estuvimos hablando sobre el Síndrome de Wendy.

Hoy quiero compartir una entrada para autoevaluarnos.

El siguiente es un test para autoevaluar si tu comportamiento tiene a un adulto que no quiere dejar de ser niño.

¿Te animas a contestarlo?

VALOR “0”: Cuando nunca se aplica.
VALOR “1”: Cuando se aplica a veces.
VALOR “2”: Cuando se aplica casi siempre.

0 1 2 Cuando cometo una equivocación me disculpo excesivamente.
0 1 2 No puedo resistirme a discutir con él (la).
0 1 2 Programo las salidas con él (la) con mucha anticipación, le pido que se comprometa mucho antes de la fecha del acontecimiento.
0 1 2 A menudo le digo a las personas lo que tienen que hacer, como si yo fuese su guardiana designada.
0 1 2 Me quejo a él (la) porque no me dedica tiempo suficiente.
0 1 2 Me altero y fastidio cuando se cambian los planes.
0 1 2 Culpo a mi madre de muchos de mis problemas.
0 1 2 Digo o pienso: mi compañero(a) es magnífico, me deja hacer casi todo lo que yo quiero.
0 1 2 Me gustaría abrazar a mi padre (o, si está muerto, solía sentir deseos de hacerlo), pero si lo intentara me sentiría rara.
0 1 2 Cuando hay problemas entre nosotros, yo digo: “Qué he hecho para que me trate de esa forma."
0 1 2 Ante la perspectiva de boda pensé: “Creo que está dispuesto(a) a casarse conmigo".
0 1 2 Cuando él (la) llega tarde lo interrogo insistentemente sobre sus andanzas.
0 1 2 Me resulta difícil tomar una decisión, para ello acudo a la ayuda de amigos o amigas.
0 1 2 Lo(a) critico porque no comparte conmigo sus sentimientos.
0 1 2 Me resulta difícil gozar del sexo.
0 1 2 Cuando él (la) hace algo que me lastima, trato de hacerlo sentir culpable.
0 1 2 Me erijo en una autoridad para juzgar la conducta de otras personas.
0 1 2 Cuando él (la) se queja acerca de cuestiones domésticas (comida, lavado de ropa, limpieza), me siento culpable.
0 1 2 A menudo desearía hacer más mi vida pero no hago nada al respecto.
0 1 2 Mis sentimientos resultan heridos fácilmente.

Ahora a sumar los puntos:

De 0 a 7 - Puede ser un poco empecinado, pero nunca es aburrido o repetitivo en la forma en que ve la vida. Ud. controla su propia vida y espera que las personas cercanas hagan lo mismo. Se da cuenta de que no puede mantener una relación amorosa sin espontaneidad.
La libertad de decir lo que piensa. Puede experimentar una parte del dilema de Wendy, pero nunca cesa de crecer o madurar.

De 8 a 25 - Está en el proceso de resolver sus conflictos, tiene muchas características de una persona que está alterando su actitud ante la vida. Tiene dudas pero eso no lo imposibilita para crecer. Su avance hacia la libertad es contagioso. Busca cambios continuos, a menudo al precio de la confusión y la ansiedad. Se mueve en una dirección positiva; sólo recuerda que el cambio habitualmente requiere dar un paso atrás antes de poder dar dos adelante.

De 26 a 46 - Probablemente Ud. está atrapado, o muy cerca de estarlo en la trampa de Wendy. Es posible que el dilema de Wendy lo haya inmovilizado. Está lleno de dudas y es fácilmente dominado por personas a quienes Ud. siente que debe complacer. Se siente inferior a muchas personas y permite que otros controlen su destino. Sus temores e
inseguridades le obligan a controlar su vida complaciendo a los demás.
Se asusta con facilidad y las decepciones lo hieren profundamente, aunque puede fingir que no es así. La vida normal de todos los días le produce mucha ansiedad.

¿Cuál fue tu resultado?
Los Wendy de este mundo siempre la estarán haciendo de mamá a los amigos, compañeros de trabajo etc.


miércoles, 30 de enero de 2013

Un abrazo sanador desde el alma





Tiempo atrás, mirando la página de Facebook de un artista peruano conocido, ví este vídeo, me pareció genial pero no pude compartirlo.

Así es que hoy aprovecho la entrada para hablar de este tema.

¿Necesitas un abrazo?

Diariamente sufrimos de carga laboral, familiar, presión y estrés. Nos resulta fácil convivir con estos síntomas, pero ¿Qué tanto nos beneficia tenerlos en nuestras vidas?

Esto nos conlleva a estar de mal humor, a desquitarnos con nuestra pareja, con nuestra familia y hasta inclusive con nuestros hijos.

Me hace recordar a la conocida historia del lobo bueno y el lobo malo, para los que no la conocen, aquí va:


“Una noche al lado de la fogata, un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla interna que ocurría en las personas.
El viejo hombre dijo: Hijo mío, la batalla es entre dos ‘lobos’ dentro de todos nosotros.
Uno es malo. Es la ira, la envidia, los celos, la tristeza, el remordimiento, la arrogancia, la autocompasión, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras, el falso orgullo, la superioridad y el ego.
El otro es Bueno. Es la dicha, la paz, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la amabilidad, la benevolencia, la empatía, la generosidad, la verdad, la compasión y la fe.
El nieto pensó acerca de ello por un minuto y luego le preguntó a su abuelo:
¿Cuál lobo es el que gana?
El viejo Cherokee simplemente respondió:
El que tú alimentas.

Depende hoy, de que decisión tomas ante una situación dificil donde demande mucha paciencia, la cual te genere estrés. Está en ti alimentar los pensamientos positivos y el buen humor en tu vida. 

Verás como ella cambia. 

¿Quiéres agradar a los demás?


 “No cambies tu forma de ser por gustar a los demás, lo más importante es gustarse a sí mismo o a sí misma”. Anónimo


Muchas veces el querer agradar a los demás y no hacerlo a ti mismo se convierte en obsesión, empiezas a cambiar tu forma de ser y a complacer a todos.

¿Sabías que existe una enfermedad patológica que se llama síndrome de WENDY?

Hoy te invito a participar de este tema y que comentes.


Te cuento…
El síndrome de Wendy se manifiesta en una necesidad absoluta de satisfacer al otro, principalmente la pareja y los hijos. Esta conducta se debe al miedo al rechazo y al abandono y, por razones culturales, es más frecuente en las mujeres que en los hombres.

Se trata de una conducta que aparentemente puede no representar problema alguno, pero que tiene relación con el
síndrome de Peter Pan, que el psicólogo Dan Kiley registró en 1983 y que se refiere a los individuos que no quieren crecer ni asumir las responsabilidades de la adultez.

Ejemplos del Síndrome de Wendy serían el padre de familia que prácticamente le hace la tarea al hijo, le despierta todas las mañanas para que no llegue tarde a la escuela, le ayuda en todos sus proyectos, busca hacerle siempre la vida fácil; también el ama de casa que asume todas las responsabilidades en el hogar para que el marido y los hijos no tengan que hacerlo; o un miembro de una pareja que asume todos los deberes y toma las decisiones. El individuo, debido a su miedo al rechazo, al abandono, a no sentirse querido, busca exageradamente agradar a los demás. Siente una gran necesidad de aceptación y aprobación que le lleva a querer ser imprescindible, por lo que evita que los demás se molesten y se esfuerza en complacer sus deseos.


Síntomas...
El psicólogo Jaime Lira señala como característicos del Síndrome de Wendy los siguientes comportamientos:
  • El individuo se siente imprescindible.
  • Entiende el amor como sacrificio.
  • Puede resignarse al sufrimiento o bien manifestarlo llorando.
  • Evita a toda costa que los demás se molesten.
  • Intenta continuamente hacer feliz a los demás.
  • Insiste en hacer las tareas y asumir las responsabilidades de la otra persona. 
  • Pide perdón por todo aquello que no ha hecho o que no ha sabido hacer.
  • Siente necesidad de cuidar al prójimo.
  • Termina por asumir el papel de padre o madre de su pareja.
  • Se deprime por falta de atención y depende de la aceptación social.
Para diagnosticar un caso de Síndrome de Wendy deben aparecer varios de estos síntomas durante un período de tiempo largo.


Consecuencias del síndrome de Wendy:
El síndrome de Wendy es difícil de detectar, ya que todavía en muchos contextos la conducta que lleva a cabo la mujer que lo padece es la considerada como la deseable. Por ello, se debe tener en cuenta la influencia de la cultura para considerar este comportamiento como un trastorno o no. Sin embargo, con independencia de que estos comportamientos sean considerados como un síndrome o como lo esperable, lo cierto es que “vivir así” trae consigo una serie de consecuencias negativas a nivel emocional y de pareja:
  
Tristeza y soledad: estas personas acaban por sentirse solas, sin nada que las satisfagan. Además, pocas veces se da las gracias por algo que ellas mismas hacen que se considere como “un derecho”.

Depresión y trastornos de ansiedad: sentir que no llegan a todo lo que se proponen unido a la falta de refuerzo por el entorno que le rodean puede dar lugar a problemas emocionales.

Burnout (estar quemado): este síndrome, comúnmente asociado al ámbito laboral, también puede aparecer aquí por la incompatibilidad y ambigüedad de tareas, falta de tiempo para sí misma, etcétera. Esto hace que se sientan agotadas y al límite de sus posibilidades.

Problemas de pareja: el síndrome hace imposible el principio de equidad en la pareja a partir del que ambos miembros son iguales a la hora de asumir responsabilidades.


Tratamiento del síndrome de Wendy
Acabar con la idea de “si me esfuerzo mucho por ti verás que te quiero y así no me dejarás” es la base de la terapia en el síndrome de Wendy. El objetivo principal de la terapia es que pierdan el temor a ser abandonadas o rechazadas si no hacen todo lo que el otro quiere, ya que, si no se trabaja esta idea irracional, es difícil que lleguen a modificar su comportamiento. Para ello, a lo largo de la terapia se revisa con la paciente en qué otras situaciones de su vida se ha comportado de esa manera con el fin de ayudarle a tomar conciencia de su miedo.

Posteriormente, mediante técnicas cognitivas se trabaja la idea irracional actual enseñándole a ver la relación con su comportamiento, ayudándole a percatarse al mismo tiempo de cómo este miedo no le ayuda a conseguir su objetivo, sino a entrar en un círculo vicioso en el que su miedo se incrementa por la “no exigencia” de atenciones y afecto por parte del otro.

Al mismo tiempo, se debe entrenar a la paciente en habilidades interpersonales como aprender a “decir no” y delegar tareas, con el fin de fomentar el principio de equidad en la pareja cuya relación frecuentemente está deteriorada.

Finalmente, el síndrome de Wendy puede no ser tal y enmascarar una necesidad de control al otro (“si yo me hago imprescindible para ti, yo tengo más poder que tú; te controlo). Sólo un diagnóstico exhaustivo puede diferenciar ambos problemas, que llevarán consigo un tratamiento diferente.


Terapia...
El punto de partida es que la persona reconozca el problema y desee modificar esa conducta que no propicia relaciones sanas. A partir de ahí, se le ayuda a identificar cuáles son sus responsabilidades y cuáles no y a evitar asumir todos los deberes que no le corresponden.

Es comenzar a decir ‘no’, darse cuenta de que cada quien es responsable de su vida y no asumir las responsabilidades de los demás, de esta forma, se va a ir incrementando la autoestima de la persona y finalmente podrá establecer relaciones equitativas con la pareja y la gente que le rodea.

Si deseas encontrar más información, ingresa aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_Wendy

http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/emociones-y-autoayuda/prevencion-y-tratamiento-del-sindrome-de-wendy-7835